viernes, 25 de enero de 2008

Las Arquitecturas del deseo

("Pillao" en un cafetín de Estambul)
Juan Antonio Marina
Dic.2007


Viviremos en precario, navegaremos erráticamente, mientras no consigamos fijarnos como especie.

Esto se hace más urgente en un instante en que las nuevas biotecnologías amplían desmesuradamente nuestras posibilidades de actuar sobre nosotros mismos.

No podemos saber lo que debemos hacer si no sabemos lo que tenemos que construir. “Sentido” significa, entre otras cosas, “dirección”, y al preguntar por el sentido de la vida preguntamos también por la meta a que nos dirigimos.

Somos una especie en busca de su esencia, y mientras no la fijemos nuestra existencia será un cotidiano “!Sálvese quien pueda!”

La humanidad quiere separarse del inevitable animal que vive dentro de nosotros para realizar un proyecto constituyente, que se empeña en definir. El hombre desea ser sagrado para el hombre (¡?) Somos seres en tránsito

Ortega: “El hombre no tiene naturaleza, sino historia”
Sarte: “El hombre no tiene esencia sino existencia"
JAT: “Los anteriores no tienen razón. Tenemos una naturaleza, unas estructuras fisiológicas y psicológicas comunes a todos los seres humanos pero que nos impulsan hacia una expansión sin rumbo definido, no planificada, lo que favorece la confusión"

Somos organismos inteligentes y sociales, es decir, creadores de cultura. Todos los humanos compartimos esta “naturaleza primaria”, que por su propio dinamismo actúa sobre si misma, rediseñándose.

El largo camino evolutivo manifiesta esta permanente redefinición ¿Era igual la esencia humana antes y después de adquirir el lenguaje? Una "naturaleza primera" no lingüística dio origen al lenguaje y, gracias a él y a sus posibilidades, emergió una “segunda naturaleza”, la esencia humana actual. Seguimos en proyecto.

Hay dos tipos de razón individual y social o compartida.

La individual puede ir muy racionalmente a lo suyo (Hume, preferible la destrucción del mundo a que yo pueda sufrir un arañazo). La razón compartida tiene otros criterios porque surge de la interacción entre los individuos. A veces, esta razón compartida forma el proyecto de buscar lo universalmente verdadero o deseable, y entonces emergen la ciencia y la ética.

Ambas son grandes corrientes de experiencia que se perfeccionan continuamente y que exigen un comportamiento muy preciso de las inteligencias personales.

El individuo embarcado en este proyecto discute, acepta, niega, acoge, rechaza, complementa, piensa contra sí mismo si es precioso, y se deja llevar por una calculada utopía: la verdad o el bien.

Quién ha llevado a esta conclusión? Quién ha elaborado este proyecto? Quién va a ponerlo en práctica?. Respuesta: la inteligencia compartida, la inteligencia social (No es metafísica, es que la interacción de las inteligencias individuales produce fenómenos emergentes).

El ser humano no es fruto de un monólogo, es hijo de la conversación.

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